Construyendo una nueva relación con el lenguaje
I.
Como periodista mi visión del lenguaje es la de un instrumento para informar
(con todos los matices que admite esta acción). Con el tiempo he llegado a pensar
que el trabajo del periodista es didáctico, ya que tiene que seleccionar,
descartar y ensamblar una narrativa que aporte hechos significativos al público
y así contribuir a formar una sociedad
informada y con sentido crítico.
La relación con el lenguaje de los profesores de español como lengua
extranjera (ELE, en adelante), o por este motivo de cualquier lengua, tiene una
implicación que transciende la visión de un código para transmitir información.
Es una relación que está en otro plano de complejidad: implica una reflexión
constante sobre la lengua española, las complejidades que genera aprenderla para
estudiantes no nativos, las estrategias para orientarlos a usar, con confianza
progresiva, el idioma y manteniendo su
motivación para superar las frustraciones que seguro les atacarán en este
proceso.
Desde el comienzo del máster en Formación de Profesores de Español como
Lengua Extranjera he empezado a desmontar ideas preconcebidas sobre lo que
suponía trataba el trabajo de un docente de ELE. Antes de comenzar los
estudios, pensaba que las clases ELE se enfocarían en esclarecer el
funcionamiento de la lengua y practicar la expresión oral en la lengua
extranjera. Temas que aún considero sirven para describir en parte lo que
ocurre en una clase ELE. Pero el contacto con los conceptos de competencia
comunicativa, la dimensión cognitiva del aprendizaje, la pragmática, y ,muy
especialmente, los principios del currículo abierto centrado en el alumno, como
sistema que articula las innovaciones en la didáctica ELE de las últimas
décadas, me ha permitido entender a niveles más profundos la enseñanza ELE en
estos tiempos. Y este es solo el comienzo, por lo que anticipo que me falta mucho
trabajo editando esas ideas preconcebidas.

Junto a esta imagen incluí un texto explicativo de por qué esta representaba
mi visión sobre la enseñanza de una lengua extranjera. Allí expliqué que la
imagen alude al trabajo en equipo y cómo esto atañe a la dinámica que
deberíamos aspirar a establecer entre el profesor y su clase. Siguiendo con la
alegoría, el alumno de escalada aprende la técnica de su instructor pero depende
de sus capacidades e intereses para poner en práctica lo aprendido y proponerse
la altura que quiere alcanzar; es una situación que puede trasladarse al aprendizaje
de una lengua extranjera; el profesor enseña los distintos accesos y niveles de
la lengua y el alumno en base a su personalidad y motivaciones decidirá cómo
apropiarse del sistema lingüístico.
El símil de la montaña también lo encontré útil para referirme al esfuerzo
que implica enseñar/aprender una lengua. Como escalar, aprender una lengua es
una tarea que requiere involucrarse en varios niveles: físico, racional, emocional, etc. Es de suma importancia mantener la motivación y tener claros los
objetivos del aprendizaje. La ventaja es que en el aprendizaje de lenguas si
nos equivocamos no arriesgamos la vida (la mayoría de las veces). Aunque como
hablante no nativo de inglés puedo dar fe de la ansiedad de tratar de hablar
sin cometer errores. Como futuro profesor, tendré en cuenta insistir a mis
alumnos que comprendan que el temor a equivocarse no es comparable con la doble
ganancia de aprovechar todas las oportunidades que les sean posibles para
comunicarse en español y, por otra parte, la consecuencia positiva del error: aprender.
Asocié la imagen de la montaña con la sensación de aventura que nos viene
cuando a través del uso de una lengua extranjera accedemos a una cultura
distinta. Desde otro sentido, el aprendizaje de una nueva lengua extranjera activa
la comparación constante con nuestra lengua materna y nuestra cultura. Por
tanto es una aventura de autodescubrimiento, que para muchos que no han
estudiado a fondo su lengua o su cultura puede cambiar la comprensión de
nuestro idioma nativo y de la relación de la cultura propia con otras culturas
del mundo.
II.
Al reflexionar sobre los retos que tendré, tomando en cuenta que no tengo
experiencia como docente, excepto un breve paso como tutor de estudiantes ELE,
mi principal incertidumbre es si el período del máster será suficiente para
desarrollar la perspectiva y habilidades que requiere un profesor para orientar
el proceso de aprendizaje de sus futuros alumnos. La pedagogía es una ciencia
totalmente nueva para mí, lo que me produce más interrogantes de cómo gestionar
el aprendizaje de individuos concretos en un ambiente real de clases. Aunque
logro, en parte, mitigar estos temores recordando que cuento con formación y
práctica sobre la gramática, la sintaxis y la morfología de la lengua. Otro
punto de apoyo es mi formación de postgrado en Literatura y Estudios Culturales
de España y Latinoamérica, que me ha dejado marcos de referencia
histórico-culturales, enfoques críticos y recursos metodológicos para llevar a
cabo investigaciones en este campo.
Espero con mucha anticipación que mientras vaya cursando cada asignatura poder
ir articulando las respuestas a tantas dudas sobre cómo llevar a cabo un
proceso de enseñanza efectiva. Tratando con contenidos que tienden a ser
abstractos y áridos, como la gramática española, en especial, cómo abordar los
numerosos tiempos verbales del español; dar a entender las diferencias entre
los modos verbales; o, ser claro con la sintaxis. A la par de los contenidos
lingüísticos, se encuentran las estrategias de la nueva forma de concebir la didáctica
ELE que, entre otras cosas, busca no “matar” de aburrimiento a los alumnos con
una retahíla de normas gramaticales, que con suerte los estudiantes llegan a
recordar hasta presentar el examen y al concluir el curso las olvidan. No es
porque sea un conocimiento prescindible, sino que se debe a la forma cómo les
fue enseñado, que no les permite “rescatarlo” en sus interacciones cotidianas.
III.
Con este máster espero poder desarrollar una perspectiva especializada
sobre lo que implica desarrollar la competencia comunicativa ELE en grupos de
estudiantes jóvenes y adultos. El enfoque comunicativo es el paradigma actual de
la enseñanza de lenguas extranjeras. Este planteamiento aporta una visión más
compleja, científica y humanista del proceso de enseñanza y aprendizaje. En las
etapas iniciales del estudio de este planteamiento, que se sistematiza en el
Marco común europeo de referencia para las lenguas (MCRE) y otras propuestas, he podido conocer
nuevos puntos de vista de lo que hace un profesor ELE, que como antes comenté
pensaba que se centraba en lecciones de la estructura lingüística de la lengua
y ahora empiezo a apreciar la complejidad de esta profesión. Una complejidad
que los profesores ELE, que siguen el enfoque comunicativo, sin duda ven recompensada por el dinamismo de
una clase donde se incentiven las interacciones alumnos-profesores y entre alumnos. En segundo lugar, por
tener la gran responsabilidad de gestionar un proceso que va más allá del
objetivo de aprender una lengua, porque para llegar hasta allí el profesor
debió ofrecer oportunidades para “aprender a aprender” y para formar
sensibilidad cultural.
Una de mis motivaciones para estudiar este máster es formar parte de la
tendencia global de aprender español en el mundo. Me parece el trabajo soñado
viajar y conocer otras culturas mientras puedo dedicarme a la enseñanza de
español. Por tanto tengo un gran interés en aprender de las experiencias
profesionales de los profesores del máster y de los contenidos que nos imparten
en las asignaturas, en relación a las estrategias y sensibilidad que debo
desarrollar para orientar el aprendizaje de español en un aula intercultural y
en un contexto cultural diferente a lo que me es familiar.
Mientras avanzo por el currículo del máster, tengo mucha confianza en que tratando de asimilar lo más posible el proceso de aprendizaje y práctica será de gran provecho para que al finalizar el máster pueda concluir que estoy preparado para acceder a mis primeras experiencias como profesor ELE.
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